Antes de siquiera pensar en ir al banco para solicitar una hipoteca, responde sinceramente estas dos preguntas: ¿cuánto dinero necesitas de financiación? y ¿cuál es tu capacidad de endeudamiento? Luego de evaluar tus respuestas podrás definir los detalles como el tipo de interés que te conviene o el plazo de pago que establecerás con el banco.
Ahora bien, si quieres aplicar para un crédito hipotecario debes cerciorarte de cumplir con los requisitos. Los bancos exigen el cumplimiento de un perfil y este se basa en la edad, el ingreso mensual, las deudas adquiridas, los bienes que se poseen y otros datos de relevancia para escogerte como cliente o descartarte por considerarte un riesgo para ellas.
Una vez superada esta fase, te recomendamos seguir estos tres consejos:
1. Lee la letra pequeña. Cuando elijas la hipoteca debes fijarte en algo más que en la publicidad que realice el banco y examinar cada detalle del condicionado del contrato. Recuerda que una vez que lo firmes, no habrá marcha atrás. Lo más inteligente es buscar ayuda para entender todo el papeleo y te sugerimos que busques a un abogado o a un agente inmobiliario para que te asesore.
2. Negocia las condiciones. Aunque el banco es el que decide las condiciones del préstamo, puedes intentar negociar términos de la hipoteca que no te parezcan adecuados. No tengas miedo de plantear tu situación. Hazle saber a los acreedores en qué condiciones podrás pagar la deuda que estás por adquirir con ellos.
3. Compara antes de firmar. Tómate el tiempo necesario para visitar varios bancos y revisar las opciones de crédito que ofrecen para que puedas hacer la elección correcta. De esta forma, podrás encontrar las mejores condiciones o facilidades de pago para tu préstamo. No te dejes llevar por lo que le funcionó a otros, ya que para cada persona existe una hipoteca ideal.