La filosofía zen y el budismo encuentran su raíz en Japón, país de gran tradición, cultura y disciplina. Una de las últimas tradiciones que han aterrizado en nuestro país es el llamado Ikebana. Según cuentan, hace 600 años se trataba de un acto religioso ya que hacían ofrendas florales a Buda. Actualmente, los monjes japoneses la utilizan para relajarse y meditar. Es una técnica bastante arraigada entre la población y aseguran que funciona.
¿En qué consiste el Ikebana?
Ikebana significa literalmente “colocar flores vivas” y su disciplina consiste en el arte de realizar arreglos florales en silencio, mientras se disfruta de los elementos de la naturaleza y se reflexiona sobre lo efímero de la vida y la importancia de disfrutar del presente.
Sobre un recipiente lleno de agua se coloca una especie de cepillo donde iremos clavando todo lo que hayamos recogido: flores, hojas, troncos, ramas, frutos o semillas.
La estructura de este arte floral suele representar un triángulo simbolizando la unión de la naturaleza, el hombre y la espiritualidad. Además, todos los elementos que utilicemos deben estar en armonía, por ejemplo en su tamaño o en el espacio vacío. Por otra parte, también representan el pasado, el presente y el futuro a través de las hojas secas, las flores abiertas y los capullos.
Una vez terminado, lo aconsejable es admirar lo que hemos construido, pero, sobre todo, hay que disfrutar del proceso, pues el camino es lo más importante.
Se ha convertido, a la vez, en una decoración del hogar pues las composiciones florales son bonitas y muy alegres, siempre con una esfera de sencillez. Esto también puede ayudarnos para levantar el ánimo y apreciar los pequeños detalles.
Este nuevo arte está adquiriendo tal fuerza que en España ya se han celebrado exposiciones sobre ella para que los amantes de lo zen puedan regocijarse con diferentes demostraciones de la cultura japonesa.